¿Y la ONU, para qué?

Noviembre 02, 2002

¿Y la ONU, para qué?

November 02, 2002

La ORGANIZACIÓN DE NACIONES UNIDAS es un organismo creado en 1945 con la finalidad primordial de aunar esfuerzos para preservar la paz, armonía y soberanía de las naciones.

Profunda sorpresa nos ha causado la reciente resolución que ha surgido del Senado de Estados Unidos, en donde pasando por encima de las dudas o aprensiones de los miembros de la ONU han decidido autorizar al Presidente George Bush al uso de la fuerza contra Irak en caso que lo estime necesario.

Esta situación no es de extrañar pues la ONU que en principio debe ser un organismo de discusión para encontrar las mejores alternativas a los conflictos de todas las naciones de la Tierra, cada día que pasa se vuelve más inoperante.

En primer lugar la Asamblea General de la ONU, que en realidad no tiene poder decisorio, ya que sólo puede hacer recomendaciones al Consejo de Seguridad, se ha convertido en el refugio de políticos pasados de moda o que reciben tal distinción como premio por sus gestiones en sus respectivos países.

Ante tal situación, los debates por regla general se han tornado sobre temas sin la menor importancia, olvidando la razón principal para la cual funcionan, o sea, velar por los intereses de los Estados miembros.

En cuanto al Consejo de Seguridad la situación es peor, pues sus cinco miembros permanentes poseen el derecho a veto de las resoluciones que este organismo emita. Lo que es claro que si sus miembros se ponen de acuerdo las resoluciones que de allí salgan podrán invalidar la soberanía de cualquier Estado del planeta.

En el caso que nos ocupa o sea Irak, Estados Unidos no logra convencer al Consejo de Seguridad de la necesidad de emitir una nueva resolución que le ponga un alto, así sea por la fuerza, a los planes armamentistas de ese país.

Ante tal impedimento no fue necesario que Estados Unidos realizara mayores esfuerzos por convencer, por ejemplo, a Rusia, de su preocupación, sencillamente fueron a su Congreso y emitieron una Resolución de carácter digamos privada en el que se “auto-autorizan” a atacar si no se cumplen con ciertas exigencias.

El resultado, diría yo, más grave es que Estados Unidos ya no le importa un organismo que ellos ayudaron a constituir, y el cual en otras tantas ocasiones ha beneficiado sus intereses. Tanto es así que desde ya hace tiempo que no paga su cuota alegando distintas excusas, pero que en el fondo todo nos lleva al mismo fin, y es que la ONU con el tiempo se ha vuelto inoperante.

La consecuencia más peligrosa es que de ahora en adelante las potencias que conforman el Consejo de Seguridad podrán emitir sus propias resoluciones cuando consideren que sus intereses con otra nación están siendo afectado, olvidando la esencia misma de la declaración de constitución de las Naciones Unidas, “NOSOTROS LOS PUEBLOS DE LAS NACIONES UNIDAS”.

Finalmente, si en la Carta Constitutiva de la ONU se expresa que la fuerza armada no se usará sino en beneficio del interés común de sus países miembros y eso no se respeta sólo queda por preguntar ¿Y la ONU para qué?.

La ORGANIZACIÓN DE NACIONES UNIDAS es un organismo creado en 1945 con la finalidad primordial de aunar esfuerzos para preservar la paz, armonía y soberanía de las naciones.

Profunda sorpresa nos ha causado la reciente resolución que ha surgido del Senado de Estados Unidos, en donde pasando por encima de las dudas o aprensiones de los miembros de la ONU han decidido autorizar al Presidente George Bush al uso de la fuerza contra Irak en caso que lo estime necesario.

Esta situación no es de extrañar pues la ONU que en principio debe ser un organismo de discusión para encontrar las mejores alternativas a los conflictos de todas las naciones de la Tierra, cada día que pasa se vuelve más inoperante.

En primer lugar la Asamblea General de la ONU, que en realidad no tiene poder decisorio, ya que sólo puede hacer recomendaciones al Consejo de Seguridad, se ha convertido en el refugio de políticos pasados de moda o que reciben tal distinción como premio por sus gestiones en sus respectivos países.

Ante tal situación, los debates por regla general se han tornado sobre temas sin la menor importancia, olvidando la razón principal para la cual funcionan, o sea, velar por los intereses de los Estados miembros.

En cuanto al Consejo de Seguridad la situación es peor, pues sus cinco miembros permanentes poseen el derecho a veto de las resoluciones que este organismo emita. Lo que es claro que si sus miembros se ponen de acuerdo las resoluciones que de allí salgan podrán invalidar la soberanía de cualquier Estado del planeta.

En el caso que nos ocupa o sea Irak, Estados Unidos no logra convencer al Consejo de Seguridad de la necesidad de emitir una nueva resolución que le ponga un alto, así sea por la fuerza, a los planes armamentistas de ese país.

Ante tal impedimento no fue necesario que Estados Unidos realizara mayores esfuerzos por convencer, por ejemplo, a Rusia, de su preocupación, sencillamente fueron a su Congreso y emitieron una Resolución de carácter digamos privada en el que se “auto-autorizan” a atacar si no se cumplen con ciertas exigencias.

El resultado, diría yo, más grave es que Estados Unidos ya no le importa un organismo que ellos ayudaron a constituir, y el cual en otras tantas ocasiones ha beneficiado sus intereses. Tanto es así que desde ya hace tiempo que no paga su cuota alegando distintas excusas, pero que en el fondo todo nos lleva al mismo fin, y es que la ONU con el tiempo se ha vuelto inoperante.

La consecuencia más peligrosa es que de ahora en adelante las potencias que conforman el Consejo de Seguridad podrán emitir sus propias resoluciones cuando consideren que sus intereses con otra nación están siendo afectado, olvidando la esencia misma de la declaración de constitución de las Naciones Unidas, “NOSOTROS LOS PUEBLOS DE LAS NACIONES UNIDAS”.

Finalmente, si en la Carta Constitutiva de la ONU se expresa que la fuerza armada no se usará sino en beneficio del interés común de sus países miembros y eso no se respeta sólo queda por preguntar ¿Y la ONU para qué?.

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