ES CUESTIÓN DE NÚMEROS

Julio 05, 2018

ES CUESTIÓN DE NÚMEROS

Julio 05, 2018

En los últimos años, la economía ha empezado a detenerse a pasos agigantados –no a desacelerarse como algunos dicen– como consecuencia de múltiples actos y actores que en su afán por controlar el poder hacen daño sin mirar a quién. El Ejecutivo no resulta ser el único responsable como se suele afirmar: el Estado como tal lo componen varios órganos e instituciones que en conjunto administran lo que nos pertenece a todos, no a ellos.

Por tal razón y con el ánimo de no ser pesimista, procuraré realizar una fórmula matemática básica para que el lector dé su propio resultado.

Primeramente, sumemos. El Ejecutivo concluyó e inauguró contra todo pronóstico y ante muchas dificultades el canal ampliado.

Inició relaciones diplomáticas con el Gobierno de China Popular, aspiración de vieja data.

Se empezaron a construir nuevos proyectos de infraestructura como potabilizadoras, techos de esperanza, línea dos del metro y la reconstrucción de Colón, obras todas que no verá esta administración concluidas.

Se llevó a la justicia a muchas personas que se habían hecho del erario público en detrimento de todos los panameños.

Se enviaron a profesores a preparase en el idioma inglés para que lo enseñen en sus colegios a los alumnos.

También suma el haber finalmente llamado a consultas para convocar a una asamblea constituyente, pero resta cuando vemos el momento en que se hace, el cual es totalmente fuera de tiempo y con posibilidades de crear más inestabilidad política y, por ende, económica para el país.

Ahora, restemos. Se nacionalizó la empresa Mi Bus, lo que implica un retroceso en el plan de modernización del transporte público. ¡Ya los veremos actuar como diablos rojos!

Los expedientes que se armaron en las instituciones del Estado con el fin de llevar a la justicia a quienes asaltaron las arcas fueron selectivos. La justicia se imparte sobre la base de criterios poco entendidos por los abogados. Tenemos a miembros del partido gobernante confesos de haber recibido fondos para sus campañas de la empresa Odebrecht y ni los medios de comunicación los mencionan y qué decir del Ministerio Público que ni los llama a declarar.

Las relaciones diplomáticas son poco entendidas. Se hacen viajes oficiales a lugares que no tienen sentido para las relaciones internacionales de Panamá.

La economía que tristemente descansa en un gran porcentaje en los proyectos del Estado está totalmente detenida. A la empresa privada, en el mejor de los casos, se le paga de manera muy tardíamente, si es que se les paga. De allí que proyectos como Techos de Esperanza empecemos a verlos sin terminar o abandonados.

Solo el 1% de los profesores que fueron a estudiar inglés al extranjero pasó el examen.

Se escondieron las “ayudas” que se les entregaban a los diputados renombrándolas como donaciones, solamente con el fin de controlar este órgano del Estado. En adición los diputados nombran en la planilla del país con exquisitos salarios a sus parientes y amigos.

También resta que no se le ha sabido poner un alto al problema de la falta de medicamentos y de atención médica efectiva en la Caja de Seguro Social.

Se perdieron cientos de empleos con el caso Waked, aunque se diga otra cosa. Dese una vuelta por Soho Mall o por el aeropuerto de Tocumen para confirmarlo.

Como si lo anterior fuera poco, multipliquemos. Se multiplicaron los viajes del Ejecutivo, que incluyeron visitas a lugares tan extraños como Jordania e Israel, por no decir Rusia en fechas tan precisas como la del día que juega Panamá en el Mundial de Futbol. En este punto no olvidemos que al multiplicar los viajes se multiplican los gastos de viajes y viáticos.

Se multiplicaron los subsidios estatales en una clara política socialista que resultará insostenible en el tiempo.

Se multiplicó la inseguridad en las calles, por no mencionar los asesinatos por ajustes de cuentas del mundo del narcotráfico.

Se multiplicó la falta de agua y de la recolección de basura en todos los puntos del país. Una sola tubería rota ha dejado sin agua por dos días a la ciudad de Panamá y nadie hace nada.

Finalmente, dividamos. Se dividió la Asamblea de Diputados y el Ejecutivo ante la intención de este último de nombrar a dos abogadas como magistradas de la Corte Suprema de Justicia, cuando lo que claramente se veía era que se deseaba proteger a una fiscal de futuras persecuciones contra ella. Como consecuencia de lo anterior, no olvidemos que en la actualidad tenemos tres salas del máximo organismo de justicia en acefalía. Ah sí, pues el suplente del exmagistrado Moncada no ha sido confirmado como principal de esa sala. Súmele a esta división que los magistrados de la Corte Suprema de Justica se encuentran divididos internamente y que esa división la filtran a los medios de comunicación en el ánimo de salvar responsabilidades ante futuros cambios políticos.

Se dividió a la población panameña en general, al empezar a reclamarle a nuestros gobernantes un cambio radical que nos lleve a mejores instituciones de gobierno; pero réstele que dichos reclamos caen en oídos sordos en quienes deben actuar para lograr un cambio.

Se me acaba el espacio, por lo que solo me resta decirle a usted, amigo lector, que antes de votar en las próximas elecciones resuelva esta fórmula matemática para que pueda decidir lo mejor para el país.

En los últimos años, la economía ha empezado a detenerse a pasos agigantados –no a desacelerarse como algunos dicen– como consecuencia de múltiples actos y actores que en su afán por controlar el poder hacen daño sin mirar a quién. El Ejecutivo no resulta ser el único responsable como se suele afirmar: el Estado como tal lo componen varios órganos e instituciones que en conjunto administran lo que nos pertenece a todos, no a ellos.

Por tal razón y con el ánimo de no ser pesimista, procuraré realizar una fórmula matemática básica para que el lector dé su propio resultado.

Primeramente, sumemos. El Ejecutivo concluyó e inauguró contra todo pronóstico y ante muchas dificultades el canal ampliado.

Inició relaciones diplomáticas con el Gobierno de China Popular, aspiración de vieja data.

Se empezaron a construir nuevos proyectos de infraestructura como potabilizadoras, techos de esperanza, línea dos del metro y la reconstrucción de Colón, obras todas que no verá esta administración concluidas.

Se llevó a la justicia a muchas personas que se habían hecho del erario público en detrimento de todos los panameños.

Se enviaron a profesores a preparase en el idioma inglés para que lo enseñen en sus colegios a los alumnos.

También suma el haber finalmente llamado a consultas para convocar a una asamblea constituyente, pero resta cuando vemos el momento en que se hace, el cual es totalmente fuera de tiempo y con posibilidades de crear más inestabilidad política y, por ende, económica para el país.

Ahora, restemos. Se nacionalizó la empresa Mi Bus, lo que implica un retroceso en el plan de modernización del transporte público. ¡Ya los veremos actuar como diablos rojos!

Los expedientes que se armaron en las instituciones del Estado con el fin de llevar a la justicia a quienes asaltaron las arcas fueron selectivos. La justicia se imparte sobre la base de criterios poco entendidos por los abogados. Tenemos a miembros del partido gobernante confesos de haber recibido fondos para sus campañas de la empresa Odebrecht y ni los medios de comunicación los mencionan y qué decir del Ministerio Público que ni los llama a declarar.

Las relaciones diplomáticas son poco entendidas. Se hacen viajes oficiales a lugares que no tienen sentido para las relaciones internacionales de Panamá.

La economía que tristemente descansa en un gran porcentaje en los proyectos del Estado está totalmente detenida. A la empresa privada, en el mejor de los casos, se le paga de manera muy tardíamente, si es que se les paga. De allí que proyectos como Techos de Esperanza empecemos a verlos sin terminar o abandonados.

Solo el 1% de los profesores que fueron a estudiar inglés al extranjero pasó el examen.

Se escondieron las “ayudas” que se les entregaban a los diputados renombrándolas como donaciones, solamente con el fin de controlar este órgano del Estado. En adición los diputados nombran en la planilla del país con exquisitos salarios a sus parientes y amigos.

También resta que no se le ha sabido poner un alto al problema de la falta de medicamentos y de atención médica efectiva en la Caja de Seguro Social.

Se perdieron cientos de empleos con el caso Waked, aunque se diga otra cosa. Dese una vuelta por Soho Mall o por el aeropuerto de Tocumen para confirmarlo.

Como si lo anterior fuera poco, multipliquemos. Se multiplicaron los viajes del Ejecutivo, que incluyeron visitas a lugares tan extraños como Jordania e Israel, por no decir Rusia en fechas tan precisas como la del día que juega Panamá en el Mundial de Futbol. En este punto no olvidemos que al multiplicar los viajes se multiplican los gastos de viajes y viáticos.

Se multiplicaron los subsidios estatales en una clara política socialista que resultará insostenible en el tiempo.

Se multiplicó la inseguridad en las calles, por no mencionar los asesinatos por ajustes de cuentas del mundo del narcotráfico.

Se multiplicó la falta de agua y de la recolección de basura en todos los puntos del país. Una sola tubería rota ha dejado sin agua por dos días a la ciudad de Panamá y nadie hace nada.

Finalmente, dividamos. Se dividió la Asamblea de Diputados y el Ejecutivo ante la intención de este último de nombrar a dos abogadas como magistradas de la Corte Suprema de Justicia, cuando lo que claramente se veía era que se deseaba proteger a una fiscal de futuras persecuciones contra ella. Como consecuencia de lo anterior, no olvidemos que en la actualidad tenemos tres salas del máximo organismo de justicia en acefalía. Ah sí, pues el suplente del exmagistrado Moncada no ha sido confirmado como principal de esa sala. Súmele a esta división que los magistrados de la Corte Suprema de Justica se encuentran divididos internamente y que esa división la filtran a los medios de comunicación en el ánimo de salvar responsabilidades ante futuros cambios políticos.

Se dividió a la población panameña en general, al empezar a reclamarle a nuestros gobernantes un cambio radical que nos lleve a mejores instituciones de gobierno; pero réstele que dichos reclamos caen en oídos sordos en quienes deben actuar para lograr un cambio.

Se me acaba el espacio, por lo que solo me resta decirle a usted, amigo lector, que antes de votar en las próximas elecciones resuelva esta fórmula matemática para que pueda decidir lo mejor para el país.

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