DESPIERTA PANAMEÑO

Junio 26, 2014

DESPIERTA PANAMEÑO

Junio 26, 2014

Con anterioridad he venido pregonando que los panameños debemos despertar ante la creciente corriente migratoria que está azotando nuestra patria. Panamá es un imán que atrae a toda clase de personas, pues su economía es la más prospera de toda Latinoamérica y una de las más boyantes del mundo.

Pero en los últimos años nos hemos quedado en estado contemplativo ante el avance paulatino y constante de la inmigración de toda clase de extranjeros que nos están desplazando en nuestros trabajos, nos imponen sus normas o tratan de cambiar nuestra cultura y costumbres.

Ante esto no puedo guardar silencio. No puedo guardar silencio al viajar por el Corredor Sur y encontrarme un tremendo letrero luminoso promoviendo la candidatura de Oscar Iván Zuluaga candidato a la presidencia de Colombia. No puedo guardar silencio ante la inamovilidad del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela en no pagar e impedir que otros paguen sus compromisos económicos con empresas panameñas, llegando inclusive a amenazarlas que si se van de Venezuela no podrán regresar, como ha sido el caso de la línea aérea Copa. No puedo guardar silencio cuando veo con dolor que la Zona Libre de Colón despedirá a 4700 panameños por la imposibilidad de poder hacer efectiva sus cuentas por cobrar con empresarios de países de tendencias ideológicas trasnochadas. No puedo guardar silencio cuando el gobierno de Colombia ha establecido un impuesto a las exportaciones de la Zona Libre para los calzados y textiles haciendo caer las ventas en un 80%. No puedo guardar silencio cuando el gobierno de Colombia ha impuesto nuevos tributos a los comerciantes de aquel país que hagan negocios con sociedades anónimas panameñas si para el mes de octubre de 2014 no se ha suscrito un tratado de intercambio de información entre Panamá y aquel país. No puedo guardar silencio cuando la Casa del Soldado de Independencia se la entregan a un gobierno extranjero para que la preserve y la convierte en una cantina y que por cierto no entiendo por qué nosotros no podemos preservarla. Y así puedo seguir con otros tantos ejemplos.

Pero qué han hecho nuestras autoridades. NADA. O mejor dicho han hecho varios festivales de Crisol de Razas, que no es otra cosa que un mecanismo ilegal para legalizar a cuanto extranjero le dio la gana de venir a este país fuera de todo parámetro legal, para ocupar nuestras plazas de trabajo, que no invierten en nada, que ponen una estantería de buhonería ocupando el paso en nuestras aceras y en el mejor de los casos trabajando en puestos que por Constitución están reservados sólo para los panameños. Y aquel extranjero que llega con ganas de cumplir con todas las leyes, normas y costumbres de este país les toma más del doble de tiempo y recursos poder conseguir un estatus migratorio “legal”.

Dónde estaba el Tribunal Electoral para mandar a quitar el anuncio de la candidatura de un aspirante a la presidencia de otro país. Es que estaba muy preocupado en ver cuál candidato de este país no había quitado su propaganda electoral para multarlo.

Dónde ha estado el gobierno que no aplica la ley de retorsión a estos países que están dañando la economía de nuestra patria, pero que se aprovechan de ella para lograr cuantiosas ganancias. O es que van a esperar que terminen todos los desempleados en las calles saqueando tiendas como ha sucedido en otros países.

Cómo es posible que tengamos una ley que prohíba que cualquier comercio despliegue con orgullo la bandera panameña, pero camino al interior cualquier restaurante o fonda pueda tener una bandera extranjera izada y nadie diga nada.

Panameño, panameña despierta. Si no nos preparamos académicamente, si no defendemos nuestra identidad, si no exigimos a las autoridades que suspendan la entrada de extranjeros cumpliendo los mínimos requisitos contemplados en la ley, dentro de muy poco tiempo seremos una nacionalidad en extinción.

Con anterioridad he venido pregonando que los panameños debemos despertar ante la creciente corriente migratoria que está azotando nuestra patria. Panamá es un imán que atrae a toda clase de personas, pues su economía es la más prospera de toda Latinoamérica y una de las más boyantes del mundo.

Pero en los últimos años nos hemos quedado en estado contemplativo ante el avance paulatino y constante de la inmigración de toda clase de extranjeros que nos están desplazando en nuestros trabajos, nos imponen sus normas o tratan de cambiar nuestra cultura y costumbres.

Ante esto no puedo guardar silencio. No puedo guardar silencio al viajar por el Corredor Sur y encontrarme un tremendo letrero luminoso promoviendo la candidatura de Oscar Iván Zuluaga candidato a la presidencia de Colombia. No puedo guardar silencio ante la inamovilidad del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela en no pagar e impedir que otros paguen sus compromisos económicos con empresas panameñas, llegando inclusive a amenazarlas que si se van de Venezuela no podrán regresar, como ha sido el caso de la línea aérea Copa. No puedo guardar silencio cuando veo con dolor que la Zona Libre de Colón despedirá a 4700 panameños por la imposibilidad de poder hacer efectiva sus cuentas por cobrar con empresarios de países de tendencias ideológicas trasnochadas. No puedo guardar silencio cuando el gobierno de Colombia ha establecido un impuesto a las exportaciones de la Zona Libre para los calzados y textiles haciendo caer las ventas en un 80%. No puedo guardar silencio cuando el gobierno de Colombia ha impuesto nuevos tributos a los comerciantes de aquel país que hagan negocios con sociedades anónimas panameñas si para el mes de octubre de 2014 no se ha suscrito un tratado de intercambio de información entre Panamá y aquel país. No puedo guardar silencio cuando la Casa del Soldado de Independencia se la entregan a un gobierno extranjero para que la preserve y la convierte en una cantina y que por cierto no entiendo por qué nosotros no podemos preservarla. Y así puedo seguir con otros tantos ejemplos.

Pero qué han hecho nuestras autoridades. NADA. O mejor dicho han hecho varios festivales de Crisol de Razas, que no es otra cosa que un mecanismo ilegal para legalizar a cuanto extranjero le dio la gana de venir a este país fuera de todo parámetro legal, para ocupar nuestras plazas de trabajo, que no invierten en nada, que ponen una estantería de buhonería ocupando el paso en nuestras aceras y en el mejor de los casos trabajando en puestos que por Constitución están reservados sólo para los panameños. Y aquel extranjero que llega con ganas de cumplir con todas las leyes, normas y costumbres de este país les toma más del doble de tiempo y recursos poder conseguir un estatus migratorio “legal”.

Dónde estaba el Tribunal Electoral para mandar a quitar el anuncio de la candidatura de un aspirante a la presidencia de otro país. Es que estaba muy preocupado en ver cuál candidato de este país no había quitado su propaganda electoral para multarlo.

Dónde ha estado el gobierno que no aplica la ley de retorsión a estos países que están dañando la economía de nuestra patria, pero que se aprovechan de ella para lograr cuantiosas ganancias. O es que van a esperar que terminen todos los desempleados en las calles saqueando tiendas como ha sucedido en otros países.

Cómo es posible que tengamos una ley que prohíba que cualquier comercio despliegue con orgullo la bandera panameña, pero camino al interior cualquier restaurante o fonda pueda tener una bandera extranjera izada y nadie diga nada.

Panameño, panameña despierta. Si no nos preparamos académicamente, si no defendemos nuestra identidad, si no exigimos a las autoridades que suspendan la entrada de extranjeros cumpliendo los mínimos requisitos contemplados en la ley, dentro de muy poco tiempo seremos una nacionalidad en extinción.

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