500 AÑOS DEL NACIMIENTO DE SANTA TERESA DE JESÚS

Marzo 28, 2015

500 AÑOS DEL NACIMIENTO DE SANTA TERESA DE JESÚS

Marzo 28, 2015

Se conmemora este año el quinto centenario de aquella religiosa conocida por su devoción hacia la labor de Dios así como por sus obras literarias.

Hablar de Teresa de Jesús es hablar de una escritora asociada al denominado Siglo de Oro español en donde descollaron escritores como Miguel de Cervantes, Garcilaso de la Vega, Lope de Vega, Quevedo, entre otros. Durante este periodo surgirán obras destinadas –según se creía antes– a lo mundano, como podrían ser los libros de caballería, como autores que tratarán de delimitar sus esfuerzos a lo divino, iniciando para ello un movimiento encaminado a procurar deslindar lo humano de lo sobrenatural. El movimiento de la literatura religiosa fue el resultado de los esfuerzos por defender o reencaminar al cristianismo tras el nacimiento del luteranismo y el calvinismo, bajo cuyos nuevos conceptos ideológicos enfrentaron al cristianismo tanto en lo moral como en lo doctrinario.

Es en el momento mismo de estos acontecimientos cuando nace en 1515 Teresa de Cepeda y Ahumada, la cual descendía de una familia judía, que luego serían los denominados judíos conversos, muy natural para aquellas fechas en que en España la principal religión solía ser el cristianismo.

Profesó en los conventos de las Carmelitas de la Encarnación de Ávila, desde donde dedicó gran parte de su vida a la reforma de los mismos y a la fundación de múltiples conventos adicionales por toda España (17 en total).

Sobre la base de expresar sus propias experiencias espirituales y las que otras personas le exteriorizaban, tomó la decisión de iniciarse como escritora a fin de poder plasmar las múltiples bendiciones que Dios le había proveído.

A Teresa de Jesús se le conocen varios textos, pero el que sin lugar a dudas ha sido el más reconocido es el Libro de la Vida.  Este trabajo no es la historia de su vida, aunque plasma en él algunos pasajes de sus experiencias personales. Ella no puede considerarse una escritora con un estilo especial o muy elaborado como podría ser el caso de otros escritores de la época. Sin embargo, lo que más destaca de sus líneas es el estilo sencillo destinado a un público que ella desconocería, pero al que deseaba llegar de la forma más humilde. Su principal objetivo fue acercar al lector a la Divinidad a través de ciertos pasos. Para ello dividió el Libro de la Vida en varias partes a saber: una primera parte donde expone algunos pasajes de su vida y nos explica cómo opera la misericordia de Dios; seguidamente, detalla las distintas formas de cómo se debe realizar la oración, comenzando desde lo más sencillo hasta culminar en una unificación con el Creador; posteriormente, se adentra en la explicación de la vida mística. Es aquí donde se presentan los mayores detalles de sus propias vivencias místicas.  Llegará a ser la parte más compleja de la obra, pues la exposición que se desprende de sus líneas describe fenómenos experimentados por ella y que resultarán inexplicables para la mayoría de los lectores, a diferencia de lo que habitualmente se estila encontrar en las obras religiosas que es conocido como la literatura ascética que trata de orientar al ser humano a cómo manejarse moralmente para lograr la perfección; finalmente, en los últimos capítulos su libro narrará las dificultades de su vida como religiosa para luego presentarnos cómo a través de los ejemplos apostólicos podemos alcanzar una convivencia social mejor.

La sencillez con que escribió este libro, como ya hemos dicho, buscaba a toda clase de público. Recordemos que para los años en que se escribió la población mundial que sabía leer era muy poca, y la que podía entender lo que un escritor reconocido deseaba expresar también resultaba escasa.

Lo cierto es que es muy difícil encontrar un trabajo literario dedicado a la religión con tan alto nivel místico y sencillez a la vez, como si la inspiración estuviera por arriba de lo humano.

Teresa de Jesús falleció en 1582, fue beatificada en 1614 y canonizada en 1622.

Su obra sigue estando vigente y digna de repasar en este año que se celebra otra centuria más de su nacimiento.

Se conmemora este año el quinto centenario de aquella religiosa conocida por su devoción hacia la labor de Dios así como por sus obras literarias.

Hablar de Teresa de Jesús es hablar de una escritora asociada al denominado Siglo de Oro español en donde descollaron escritores como Miguel de Cervantes, Garcilaso de la Vega, Lope de Vega, Quevedo, entre otros. Durante este periodo surgirán obras destinadas –según se creía antes– a lo mundano, como podrían ser los libros de caballería, como autores que tratarán de delimitar sus esfuerzos a lo divino, iniciando para ello un movimiento encaminado a procurar deslindar lo humano de lo sobrenatural. El movimiento de la literatura religiosa fue el resultado de los esfuerzos por defender o reencaminar al cristianismo tras el nacimiento del luteranismo y el calvinismo, bajo cuyos nuevos conceptos ideológicos enfrentaron al cristianismo tanto en lo moral como en lo doctrinario.

Es en el momento mismo de estos acontecimientos cuando nace en 1515 Teresa de Cepeda y Ahumada, la cual descendía de una familia judía, que luego serían los denominados judíos conversos, muy natural para aquellas fechas en que en España la principal religión solía ser el cristianismo.

Profesó en los conventos de las Carmelitas de la Encarnación de Ávila, desde donde dedicó gran parte de su vida a la reforma de los mismos y a la fundación de múltiples conventos adicionales por toda España (17 en total).

Sobre la base de expresar sus propias experiencias espirituales y las que otras personas le exteriorizaban, tomó la decisión de iniciarse como escritora a fin de poder plasmar las múltiples bendiciones que Dios le había proveído.

A Teresa de Jesús se le conocen varios textos, pero el que sin lugar a dudas ha sido el más reconocido es el Libro de la Vida.  Este trabajo no es la historia de su vida, aunque plasma en él algunos pasajes de sus experiencias personales. Ella no puede considerarse una escritora con un estilo especial o muy elaborado como podría ser el caso de otros escritores de la época. Sin embargo, lo que más destaca de sus líneas es el estilo sencillo destinado a un público que ella desconocería, pero al que deseaba llegar de la forma más humilde. Su principal objetivo fue acercar al lector a la Divinidad a través de ciertos pasos. Para ello dividió el Libro de la Vida en varias partes a saber: una primera parte donde expone algunos pasajes de su vida y nos explica cómo opera la misericordia de Dios; seguidamente, detalla las distintas formas de cómo se debe realizar la oración, comenzando desde lo más sencillo hasta culminar en una unificación con el Creador; posteriormente, se adentra en la explicación de la vida mística. Es aquí donde se presentan los mayores detalles de sus propias vivencias místicas.  Llegará a ser la parte más compleja de la obra, pues la exposición que se desprende de sus líneas describe fenómenos experimentados por ella y que resultarán inexplicables para la mayoría de los lectores, a diferencia de lo que habitualmente se estila encontrar en las obras religiosas que es conocido como la literatura ascética que trata de orientar al ser humano a cómo manejarse moralmente para lograr la perfección; finalmente, en los últimos capítulos su libro narrará las dificultades de su vida como religiosa para luego presentarnos cómo a través de los ejemplos apostólicos podemos alcanzar una convivencia social mejor.

La sencillez con que escribió este libro, como ya hemos dicho, buscaba a toda clase de público. Recordemos que para los años en que se escribió la población mundial que sabía leer era muy poca, y la que podía entender lo que un escritor reconocido deseaba expresar también resultaba escasa.

Lo cierto es que es muy difícil encontrar un trabajo literario dedicado a la religión con tan alto nivel místico y sencillez a la vez, como si la inspiración estuviera por arriba de lo humano.

Teresa de Jesús falleció en 1582, fue beatificada en 1614 y canonizada en 1622.

Su obra sigue estando vigente y digna de repasar en este año que se celebra otra centuria más de su nacimiento.

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